Caminante
Atrás quedaba
ya; la altura de aquel cerro
que imponente se
calcaba en aquel cielo,
se cubrieron sus
ojos con un húmedo velo
y su corazón comenzó
a odiar este destierro,
deambularía por
senderos siempre extraños
seria sombra deslizándose
entre los pinos
sus huellas se borrarían
de los caminos
con el lento paso
de los puntuales años,
pero una sombra un
recuerdo se quedaría
en las ramas de
aquellos árboles del día
y en su alma la
vida ya perdida
como flor
arrebatada se moriría
la misma suerte a
todos conferida
del que va buscando una nueva vida
Nicolas Alejandro Delgado

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